viernes, 17 de noviembre de 2006

Dos Hombres y un Destino

The Horse Whisperer



A Soft Place to Fall

Daylight has found me here again
You can ask me anything, but where I've been
Things that used to matter seem so small
When you're looking for a soft place to fall

Don't misunderstand me, baby, please
I didn't mean to bring back memories
You should know the reason why I called
I was looking for a soft place to fall

Looking for a soft place
Nothing more than a small taste
Of a love that ended long ago
Looking for a place to hide
A warm bed on a cold night
I didn't mean to hurt you
No, no, no

Looking out your window at the dawn
Baby, when you wake up, I'll be gone
You're the one who taught me after all
How to find a soft place to fall

You're the one who taught me after all
How to find a soft place to fall

lunes, 2 de enero de 2006

Iberia, a 90 en 125. (Borrador)

Notas para....
Viaje en motocicleta alrededor de la Península Ibérica.
Se admiten sugerencias.


Motocicleta, características Técnicas:
Marca Piaggio
Modelo X9
Cilindrada 125 c.c.


Itinerario:
Cádiz - Tarifa - Málaga - Motril - Almería - La Manga - Alicante - Valencia - Castellón - Cambrils - Tarragona - Barcelona - Rosas - La Seu - Vall d'arán - Torla - Panticosa - Isaba - Pamplona - Irún - San Sebastián - Bilbao - Santander - San Vicente - Ribadesella - Gijón - Luarca - Castropol - Porto do Barqueiro (Porto do Bares) - Orgigueira - San Andrés de Teixidos - Cedeira - Ferrol - La Coruña - Laxe - Malpica - Muxía - Finisterre - Carnota - Muros - Porto do Son - Rianxo - I. de Arousa - O Grove - San Xenxo - Cangas - Vigo - Baiona - Porto - Nazare - Lisboa-Estoril - Sines - Sagres (Cabo de San Vicente) - Lagos - Faro - Villa Real de Santo Antonio - Ayamonte - Sevilla - Jerez - Cádiz

Días aproximados, 10.

Kilómetros aproximados, 4.000.

Compañía, ninguna.

Presupuesto, TBD.

Equipaje, ligero.

Día previsto de salida.... ummm..... 5 días después de que mi hija vuelva de Inglaterra.

Match Point, comentarios.

Está llena de pistas. La banda sonora no es un alarde de ópera ni de la voz de Caruso, sino que cada tema aporta una pieza al puzzle que se está componiendo en la pantalla. Una furtiva lacrima..... Un solo instante i palpiti....
El acompañante de la señora de mi derecha, marido seguro, le chivó "es Caruso, fantástico".

Sí, en un sólo instante, contra todo pronóstico o contra todo arte del saber hacer, por pura chiripa se consigue un resultado no merecido.

Me sentí tan cómoda con la excelente interpretación de los actores, la fotografía, la ambientación... que pude centrarme tranquilamente en la trama, eso siempre se agradece. Sin sobresaltos era cuestión de ir dejándote llevar por la historia y degustarla.

Suena Desdemona, otra pieza del puzzle. Coqueta, atrevida, muerta a manos de quien dice amarla, su marido. Es necesario dar muerte al objeto del deseo. Acallar los demonios. Otello es dueño de sus actos y no quiere que todo tenga explicación.

Otra pieza del conjunto es "Crimen y Castigo", nuestro chico se deja ver leyendo a Dostoievski. Otra pista, sí señor. Esto nos lleva al "Superhombre" de Nietzsche que piensa firmemente que él es parte de un selecto grupo de hombres que no tienen que obedecer las mismas conductas morales que el resto de los comunes sino que ellos son dueños de sus propios códigos de conducta. Y, por supuesto, ya que son superhombres su característica principal es la falta de sentimiento de culpa.

Realmente, hay que valer para ser un superhombre. Algunos no valemos más que para perdedores y, por mucho que haya quien diga "qué rico es el mundo de los no triunfadores" y te ponga en las manos "Opiniones de un Payaso", los perdedores a diferencia de los superhombres siempre salen perdiendo, sufren mucho, sufren tanto que se hacen sangre con sus propias uñas, llegan a castigarse hasta por lo que otros han cometido contra ellos. Asumen más culpas de las que les toca.

Es curioso, a la chica casi ni se la ve sonreir en toda la película, mantiene un rictus serio-triste. En cambio, a la esposa se la ve feliz, está ilusionada.

Esposa feliz que mantiene conversaciones con su marido que realmente son monólogos en los que él se limita a devolver la frase como un frontón. Fantástico!! De "conversaciones" de esas están las parejas llenas. Ella suelta su perorata haciendo pausas para la intervención vana de él y todo cuadra. Maravilloso!!
Y la doble pirueta mortal la realiza él cuando consigue que sea ella la que diga lo que realmente él quire decir pero que no quiere decir, je. Eso es magistral. Hay verdaderos artistas de este hacer. Claro, la esposa (entonces aún novia) quiere quedarse en casa esa tarde pero él quire ir al cine (porque va ella) y consigue que finalmente sea la aún novia la que lo diga. Qué bien expresado está!! Supongo que los artistas de este género no se habrán sentido retratados, faltaría más!.

La familia, eso sí que sí. La familia es feliz mientras todo esté en armonía. Que nada se menee. Que todo esté ordenado y sin hacer ruido. De esa forma pueden convivir estrechamente con alguien a quien no conocen y del que dan por hecho que es lo que ellos desean, no hay que preguntarse más. Pasan los años y no sabemos nada de ese cuñado, le vamos viendo cada Nochebuena y no sabemos más que es buen chico, claro, ni roba ni mata como diría una buena amiga mía. Pasan los años y no sabemos nada de ese compañero de trabajo que ha estado tantas horas ahí y es un extraño sólo sabemos que no hablaba mal de nadie o que jamás llegó tarde a la oficina. Con esos poquitos datos y con tal de que no incordie mucho estamos tranquilos junto al que sea, para qué preocuparnos más.

Y el apoyo... qué pedazo de apoyo que le da ese padre a esa hija, olé. Y la madre hace lo que tiene que hacer, poner a ella en su sitio y quitarla del lado de su hijo que para él quiere una mujer-mujer y no una actriz fracasada. Ahí.

El peor momento de la película no es cuando él la mata sino cuando ella por teléfono, llamándole a la casa de los suegros de él, en plena comida, le dice.... "cuándo vas a venir? te necesito" En ese 'te necesito' es cuando ella cae muerta.

La burla está en la aparente duda de él o intento de abandono de su esposa para irse con ella. No es más que un tanteo del juego. Está tanteando la jugada, tantea, tantea y si intuye que va a salir bien... arriesga.

Pero arriesga mientras no tenga certeza de perder la posición alcanzada. Es gracioso. Las relaciones furtivas suelen terminar cuando peligra lo 'seguro'. Mientras no hay peligro... total... qué más da, qué hay que perder.

Todo lo que él hace lo hace porque puede y el entorno lo asimila como normal, todo tiene explicación.

Los que salíamos de la sala del cine éramos mayoritariamente parejas tranconcillas haciendo pocos comentarios y los que se hacían iban dirigidos al Woody, algunos decían que era un argumento viejo, más que conocido y yo me pregunté... "cuántos de éstos habrán vivido el papel de él o ella (te pueden matar de muchas formas y seguir yendo al cine)".

Total, como decía mi abuela.... "La suerte de la fea, la bonita la desea".

Marga.
Gracias, Manrique, eres magnífico.

domingo, 6 de noviembre de 2005

Un único e inseguro camino

[Dirigido a Joaquín Benítez,
Jefe de Local de Diario de Cádiz]


Vuelvo a dirigirme a Ud. para agradecerle también el artículo publicado hoy en su diario titulado 'Un único e inseguro camino' y espero que este espíritu de denuncia y apoyo a los familiares no termine pues lo que más querría Juan Carlos es que la suya fuese la última muerte de un ciclista.

Yo, por mi parte, intentaré hacer todo lo que esté en mi mano, in memoriam.

Reciba un cordial saludo,
Margarita Forné.

jueves, 3 de noviembre de 2005

Muere una persona tras... (Respuesta del Diario de Cádiz)

Estimada lectora,

Tras leer la emotiva carta que nos envía, recogemos la propuesta de cubrir la parte humana de este desgraciado gaditano que perdió la vida el pasado miércoles por la tarde mientras practicaba una de sus aficiones favoritas. Para ello acudiremos al centro y hablaremos con el director aunque nos gustaría contactar aunque sea telefónicamente con usted para recoger sus impresiones y sus testimonios personales. Además, intentaremos rescatar de aún no sabemos dónde una foto de Juan Carlos para publicar junto a la información. Por ello, le ruego nos envíe su teléfono de contacto para hablar mañana con usted si le parece bien.

Muchas gracias de antemano, sea cual sea su decisión…

Joaquín Benítez

Jefe de Local de Diario de Cádiz

Muere una persona tras....

[Escrito dirigido al Director del Diario de Cádiz el día 3 de Noviembre de 2005]

Muy sres. míos.

Esta tarde he ido a recoger a mis hijas al Instituto Fuerte de Cortadura. Estaban esperándome junto con otra amiga. Las tres son antiguas alumnas del Colegio La Inmaculada junto al Instituto. Y las tres estaban tremendamente consternadas. Me han contado en las justas palabras que Juan Carlos, su profesor de 'Educa' ayer había sido atropellado por un coche mientras entrenaba, como cada tarde de 4 a 6, yendo a San Fernando, donde tomaba algo de comer, y regresando a casa.
También me han dicho que su mujer está esperando un bebé y que tienen otros dos hijos pequeños. Me recordaron que Juan Carlos fue el profesor que ayudó a mi hija menor cuando se luxó la rótula y la acompañó al Hospital. Y me dijeron que no saben cómo le van a explicar a los alumnos de Juan Carlos que su profesor ya no irá más a la escuela. Me han dicho que Manolo, otro de los profesores de educa, ha cogido la bici y se ha ido por Cádiz pedaleando y con un cartel en la espalda que dice 'Hasta cuando los atropellos de ciclistas????'.
Mientras... yo recordaba a Juan Carlos, un hombre fuerte, alto, atractivo, simpático, en fin... un verdadero encanto de persona.

Mis hijas y yo hemos vuelto en silencio a casa. Mientras comíamos mis hijas y yo hemos hablado de la fragilidad de la vida y del gran valor que tiene y del tremendo impacto que tiene en la vida de todos los que rodean a una persona cuando éste muere. Es el caso de todo el entorno de Juan Carlos, la vida de sus hijos va a cambiar radicalmente, de hecho el menor de ellos jamás conocerá a su padre y con eso perderá muchísimo en su preciada vida; su mujer... sus padres... sus alumnos... todos.

Señores, no ha muerto un ciclista!!! ha muerto una persona!!!! innecesariamente, injustamente, para nada, habría que analizar por qué. Qué es lo que ha hecho que tengamos que prescindir de una persona, de un hombre, de un padre, de un marido, de un hijo, de un hermano, de un profesor, de un tutor, de un hombre bueno?

El, su familia, sus amigos y sus alumnos se merecen un artículo en ese periódico con algo más de humanidad y delicadeza y es por eso por lo que les pido que modifiquen la redacción del mismo pensando en la cantidad de personas que sufren al leer frases como que "el estado de Juan Carlos impidió reconocerle". Son datos que no aportan más que dolor. Y la fotografía únicamente servirá para hacer llorar a su mujer y a sus hijos cuando reconozcan la bicicleta de su marido.

Fdo.

Margarita Forné.

viernes, 23 de septiembre de 2005

El horizonte



Cógela

lunes, 16 de mayo de 2005

Desde el Sur, Morada del Último Cura Obrero

Una de las peores situaciones posibles para una mujer es la de verse obligada a 'guardar ausencia' de un novio. Y en esas me vi allá por el 78. La recuerdo como un tiempo de Ramadán vital. El entorno también respetaba la ausencia del novio por lo que muy pocas propuestas de diversión podía esperar. Las iniciativas propias también tenían que ser controladas no fuese que alguna no se interpretase correctamente y diese lugar a celos o a motivos de repudio. En mi familia anteriormente hubo casos de novias fieles que guardaron ausencias y, claro está, tanto mis tías como mi madre periódicamente me las nombraban y narraban sus alegres sacrificios entre bodoques y vainicas dobles.

Creo recordar que lo llevé mal, sobre todo porque me di cuenta de que solamente deseaba el fin de mi Ramadán para finalizar el bloqueo al que estaba sometida y no porque echase realmente en falta algo de aquél chico; bueno, exceptuando los paseos en la Sanglas 400.

Pues, además de ocupar el tiempo en preparar oposiciones al Ayuntamiento de Cádiz, las de Factores de la Renfe, las del antiguo Instituto Nacional de Previsión y unas a una cosa que ni me acuerdo y en tanto que salían los resultados de las oposiciones de Bazán de las 3 categorías a las que me presenté, al tiempo que cuidaba por las
mañanas a la hija de mi prima y de hacer visitas periódicas y de rigor a mis futuros suegros y finalmente exsuegros, y de pasear por la playa en invierno, pues, aún así, me sobraba algo de tiempo que no podía utilizarlo en casa que en aquélla época no era un lugar de refugio precisamente. Así que, no sé cómo terminé acudiendo a la Iglesia de La Divina Pastora, al final de la calle Sagasta casi en el Campo del Sur. Era una ocasión para dar una última oportunidad a mi supuesta fe religiosa por la que tanto trabajaron las hermanas Carmelitas durante once años (lástima de dinero que se gastó mi madre).

La Iglesia de la Divina Pastora estaba lo suficientemente alejada de mi casa como para ser un paseo agradable acudir a ella. Su reducido tamaño la hacía muy acogedora a la vez que la disposición de los muebles. Allí daban la última misa del día, con lo que el paseo de vuelta a casa era más gratificante aún por la excasez de gente en la calle. Además, el párroco era 'un cura obrero'.

Antes de conocer la existencia del cura obrero conocí la de la monja secular obrera. Se trataba de la Hermana Pilar, carmelita que me dió química en el bachillerato. Un buen día entró en clase sin el hábito. Llevaba una camisa blanca y una falda gris tableada con imperdible en el lado izquierdo. El pelo, evidentemente, corto. Nos contó que ahora era una monja seglar que sin abandonar la congregación se iba a vivir al Barrio de Santa María, a un 'partidito' y que además daría clases en el Instituto para cubrir sus necesidades fuera de la economía de la congregación. Aquello nos dejó boquiabiertas. Siempre fue una monja de las más progres pero aquello que nos contaba parecía como imposible. No conocíamos hasta entonces otro modelo más que el de la monja-monja.

Volviendo al cura-obrero de La Pastora, aquél hombre tenía algo. Algo que no había notado jamás en ningún otro cura y no es que me codease con muchos pero, al menos, una vez por semana había que ver a uno. Esos pasaban sin pena ni gloria pero este de La Pastora tenía su aquél. No recuerdo su cara, sí sus movimientos cortos, cuerpo enjuto, voz clara, excento de homilías.

En el entorno familiar alguna vez alguien comentaba que el cura de La Pastora trabajaba en 'El Dique'. Aquéllo sonaba con tono despectivo, poco fiable y desconcertante. ¿Qué hacía un cura trabajando en el astillero?. Claro, para ese entorno familiar la labor de un cura estaba totalmente definida dentro de su parroquia, cada mochuelo... a su olivo y el de La Pastora andaba suelto.

Una vez en Madrid, supe del cura Llanos que más que un cura-obrero era el cura-de-Vallecas como si en Vallecas no hubiese más curas pero ese era más cura que ningún otro. En los tiempos en los que El Pozo era un pozo ese hombre tenía muy claro qué era lo que había que hacer. Al cura Llanos le tenían como al cura-rojo que, manteniendo un pié dentro de la Parroquia trabajó por la integración de los desheredados. No había que irse muy lejos para encontrarlos.

Luego conocí a un cura-compañero. Ingresó en la empresa tras una selección de personal para auxiliares administrativos. Casado, tres hijos, ex-emigrante en Bélgica, licenciado en Filosofía (además de Teología), militante del PC, afiliado a CC.OO., edad avanzada no cuantificable, idiomas habituales fluidos además de ruso y alemán y con tufo a cura que nunca reconoció. Pues bien, este cura-compañero
dio el gran impulso para crear la sección sindical de CC.OO. en las oficinas centrales cosa impensable hasta esas fechas además teniendo en cuenta lo fuerte que en esos momentos estaba la oficina de personal con un fichaje importante y de peso llamado Galindo.

Y, de vuelta a Cádiz, la ciudad de mis fantasmas, lejos de La Pastora, en El Dique, una mañana en la que vinieron a saludarme y acogerme los sindicalistas, uno de ellos se presentó el último
- 'Yo soy un cura obrero'
- Anda, no serás el cura de La Pastora? -solté sin pensar y sin fijarme que este hombre no componía los pocos recuerdos que me venían en forma de sensaciones de aquéllos días del 78.
- No, yo no soy ese cura -reía codeándose con otro- siempre nos confunden.
- Bueno, ya sabes donde nos tienes para lo que necesites, compañera.
- Lo mismo os digo -creo que se desconcertaron.

Durante estos dos años y medio, he visto al cura-sindicalista en varias ocasiones, siempre colocado el último del grupo del que siempre formaba parte. Nunca le vi solo, siempre se mostraba como si fuese la bala en la recámara del grupo. Como de 'sobrero'. Amenazante. De reserva. Sin perder una laboral sonrisa sindical. Siempre vestido con el mono, el casco en alguna parte, bien bajo el sobaco, bien en la mano, nunca en la cabeza pero con el casco. No le faltaba un detalle obrero. Lo tenía todo, sus botas, su grasa, su moreno, todo. Su presencia al fondo de una tarima en una asamblea lo decía todo. Su mirada también. Era como una mascota o un pendón, sí, un pendón. Un pendón de más de 52 años, vaya por Dios! así que se convirtió en un cura-ERE dentro de un expediente que lo sacó de El Dique.

Hace unos días ví aparecer a algunos del grupo que me vinieron a dar la bienvenida aquél día, entre ellos iba el cura-ERE. Estaban casi irreconocibles, el plan les había sentado bien. Venían descansados, peinados, con pantalones y camisas en lugar del mono, sus chamarretas guapas; les faltaba el casco, se debían sentir raros de no llevarlos después de tantos años. En lugar del casco, el cura-ERE llevaba un portatil. Lo portaba sin gracia, le sentaba como a un cura dos pistolas, jeje. Eso sí, iba el último del grupo, ahora como atropellándose. Manda narices ahí va el último cura-obrero, pensé; sonreí, meneé involunariamente la cabeza de lado a lado y seguí trabajando.

Creo que este cura ha pasado a una nueva vida laboral. La del sindicalista absolutamente liberado, cura-'freelance' móvil y portatil en mano consagrado full-time a CC.OO. Eso está bien, hay que tener fe.

Cuánta razón tenía mi primo cuando me decía 'Marga, qué dificil es esto de ser de izquierdas cuando se tiene la barriga llena, qué mérito tenemos!!'.

Marga.

jueves, 28 de abril de 2005

La Familia y Lunas de Hiel'

Tiene su gracia. La Iglesia siempre ha querido ser estandarte de los valores de la familia. Es curioso. A casi todos se nos ha planteado alguna vez la paradoja de cómo es posible que una institución que no conoce la profundidad de lo que es la Familia puede hablar de ella. Es algo demasiado trivial. Aún así, aún en la evidencia del desconocimiento de lo que es la Familia, no sólo hablan de ella sino que insisten vehementemente en manejarlas.

Once años estudiando en un colegio de monjas dan para mucho. Recuerdo que una monja, en una encerrona de una clase de tutoría, reconoció que se había metido a monja porque era la salida para no ser la hermana que se quedase en casa a cuidar de sus padres porque a ella eso del matrimonio como que le daba susto. Yo diría que ninguna monja estaba en un Convento-Colegio cercano a sus padres. Eso, realmente tendría su sentido ya que les evitaría que sus familias las distrajesen de sus oraciones ya que todos sabemos la dedicación que nuestros padres nos exigen llegada una determinada edad. Claro. Aún así, defendían la familia.

El tema de los hijos, de la infancia, de la adolescencia, bueno, parecía que controlaban y conocían en profundidad todos esos temas atreviéndose a sentar verdaderas cátedras sobre cómo educar a los hijos. Y el caso es que realizaban una labor educativa, también traumatizante y frustrante, represiva, pero educativa al fin, eso sí, sin ninguna continuidad. Responsabilidad limitada de lunes a viernes, de 9 a 6 y de Septiembre a Junio desde los 5 a los 17 años. Nada comparable con la labor día a día, minuto a minuto, año tras año, de unos padres con unos hijos cuando realmente los padres tienen las riendas de la educación. Aún así, tiene su mérito.

Recuerdo que a las monjas se les llenaba la boca cuando hablaban de la familia. La familia. La familia. Qué bonito!. Eso sí, en ese término no tenían cabida esas en las que el padre estampaba contra la pared a la madre o a los hijos porque, claro está, ningún hijo va a quedarse quieto, tenga la edad que tenga, viendo a su madre pegada a la pared por lo que, aunque normalmente no se tiene en cuenta, donde hay una mujer 'que recibe' hay hijos amorataos. Claro, tampoco caben las familias en las que no hay papás, esas en las que son las mujeres sin maridos las que sacan sus hijos adelante. Esas familias son clandestinas, mejor no tocarlas aunque sean mujeres fuertes, valientes, comprometidas, duras a veces, que no saben a dónde mirar y que no tienen quién les dé un soplido en un ojo pero que mantienen a sus hijos íntegros, educados, preparados y listos para ser felices a su costa. Aún así, pretenden hacer caridades con ellas, no está mal.

Qué fantástico debe ser mantener una familia dentro del seno de la Iglesia, no cayendo en las tentaciones de la carne ni en las de ser uno mismo dejando la vida pasar hasta cumplir los preceptos y ganar el cielo.

En cambio, qué difícil es sacrificar la propia integridad, la vida activa, incluso la autoestima y en favor de la Familia desde el agnosticismo apretando los dientes. Aún así, mantenemos las Falimias unidas.

Ayer por la tarde, después de un no buen día, fui a ver pisos en venta con mi hija pequeña. No hubo suerte, nada nos gustó. Para levantar el ánimo le dije 'Anda, venga, vámonos a merendar tortitas con nata'. Mientras nos servían las coca-colas me dijo 'No te preocupes, Mamá, ya encontraremos lo que necesitamos y no te apures que en cuanto podamos Lorca y yo nos vamos a Madrid a estudiar porque aquí en Cádiz no nos vamos a quedar' 'Pero qué estás diciendo? Haberme dicho esto antes de venir aquí!!! Vosotras fuísteis quienes insistieron. Vine por vosotras!! Para que estuviéseis con vuestro padre!!! Por mantener unida la Familia!!!!' 'No te enfades, Mamá, eso lo dije cuando tenía 9 años' Me quedé mirando la calle a través de la luna del escaparate 'Anda, termínate el batido que nos tenemos que ir'. Aún así, a pesar de ganarme el infierno cada día, de apreciar 'Lunas de hiel' sin , de desear el marido de una prójima, a pesar de mí misma, defiendo cada uno de los valores de la-mi Familia con los dientes.

Marga.

viernes, 25 de febrero de 2005

Creo que era jueves.

Creo que era jueves, sí, es posible que fuese jueves. El día siguiente era fiesta, día de Todos los Santos. Las tardes eran cada vez más cortas y aquella parecía haberlo sido más, hacía algo de frío, creo que yo llevaba puesta la rebeca azul del uniforme del colegio.

Aquella tarde me entretuve a la salida de clase con Inma Carvajal y con Charito Fresnadillo. Habíamos estado haciendo planes para el día siguiente, queríamos salir por la mañana a dar un paseo.

Cuando volví a casa del colegio mi padre ya había llegado de trabajar. Normalmente yo llegaba antes.

- Y mamá, dónde está?
- Como te tardabas, ha bajado a darte el encuentro.

Debí haber olvidado que mi madre me había dicho que llegase pronto, que quería que fuésemos a ‘La plaza[1]’ a comprar para la cena y ‘los tosantos[2]’. Lo que no había olvidado es que mi padre me había prometido que me daría dinero para comprarme un babi nuevo cuando cobrase. Me había dicho unos días antes que el 31 cobraría y era 31. No recuerdo las palabras que le dije. Me enfadé mucho cuando me dijo que no me daba dinero para tonterías, que aguantase con el que tenía, no sé cuantas más cosas. Yo no me quedé corta, le reproché su falta de responsabilidad con nosotros. Creo que le insulté porque se enfadó mucho. No llegó a ponerse violento. Creo que me envalentoné, quizás me di cuenta de que no había bebido. Aún así, allí solamente estábamos él y yo y podía haberme dado un guantazo en cualquier momento viendo como yo me había puesto. Por menos me habría ganado una paliza. Sonó el timbre del portal, era mi madre, sin despedirme de él, bajé rápidamente todos los escalones hasta el portal y allí estaba mi madre, enfadada por mi tardanza. Le conté que él no me había dado el dinero para el babi. Ella ya no se atrevía a pedírselo y en esta ocasión me había tocado a mi dar la cara. Me quiso conformar diciéndome que el que tenía no me quedaba tan pequeño y me animó con ir a la Plaza a ver cómo habían adornado los puestos[3].

Cuando regresamos debían ser cerca de las nueve de la noche. Mi padre le había dicho a mi madre que tendría la mesa puesta para la cena cuando llegásemos. Por debajo de la puerta se veía un resquicio de luz. Mi madre metió la llave en la cerradura pero no pudo abrir. Volvió a insistir pero fue imposible, la llave abría pero el cerrojo estaba echado y solamente se podía abrir desde dentro. Llamó al timbre de la puerta. Mi padre no abría. Volvimos a insistir llamando con los nudillos. Mi padre no abría. Comenzó a llamarlo.

- Carlos, Carlos, abre.
- Papá, papá...

Después de un buen rato esperando... comenzamos a ponernos nerviosas, dentro no se oía ningún ruido, se veía luz por las ventanas y debajo de la puerta; mi madre subió por las escaleras de madera que llevan a la azotea, abrió la puerta y corrió a asomarse a la barandilla del patio al que da la ventana del cuarto de baño. Había luz en el cuarto de baño, la única hoja de la ventana estaba entreabierta y se veía el brazo de mi padre apoyado sobre el lavabo y la cabeza dejada caer encima. Mi madre comenzó a gritar llamándolo

–Carlos, Carlos!!!!
–Papá, papá ¡!!!!

No se movía.

Corrimos de nuevo escaleras abajo para intentar abrir la puerta, ahora mucho más nerviosas. Juan, volvía a su casa de trabajar y desde la escalera nos estaba viendo en el rellano dando golpes a la puerta.

–Qué pasa, qué pasa?
–Es Carlos, está dentro y no abre
–Y la llave?
–Está echado un cerrojo que sólo se abre por dentro. No puedo abrir.

En ese momento también llegó mi hermano Carlos, venía de Bellas Artes, subió la escalera corriendo al oír los gritos. Entre Carlos y Juan, tiraron la puerta abajo. Los cuatro corrimos por el pasillo hasta llegar al cuarto de baño. En cuanto le vimos creo que todos supimos que estaba muerto. Nadie gritó. Mi madre gemía diciendo no recuerdo qué, actuaba rápido, no sé qué hacia pero lo que hacía lo hacía rápido.

–Ven conmigo –me dijo Carlos. Salimos los dos corriendo escaleras abajo y luego calle abajo
–A dónde vamos?
–A buscar un médico.

Calle arriba venía mi tía Emilia agarrada como siempre del brazo de mi tío Santiago, se asustaron al vernos correr de aquella manera y casi al paso le dije que se subiera a casa, que mi padre estaba muerto. Llegamos sin aliento al Ambulatorio. Cuando nos vieron llegar salieron a nuestro encuentro dos personas para calmarnos. Carlos gritaba preguntando por un médico. Nos preguntaron para qué, y él contestó que quería un médico, que su padre estaba muerto. La respuesta fue que si estaba muerto, para qué queríamos un médico. Éramos dos chiquillos, él tenía 18 años y yo 13 y el celador aquél era un hombre mayor, creo que no supimos responderle. Luego nos dijo que el médico había salido a una urgencia, que le diésemos los datos que ya iría. Carlos dio los datos, los miró con desprecio y me dijo otra vez, venga... vamos, y volvimos a salir corriendo. Esta vez le perdí, él corría más que yo y le perdí. Me fui a casa. A mi padre le habían puesto sobre la cama. Estaba inmóvil, blanco. Al momento llegó el médico de toda la vida de la familia de mi madre, D. Eduardo. Y al ratito, llegó Carlos con el médico de cabecera, D. Adolfo. A por ellos dos había ido después de lo que pasó en el Ambulatorio. En unos minutos también llegó el médico del Ambulatorio. Los tres vieron a mi padre un instante y estuvieron hablando un momento. El primero en marcharse fue el del ambulatorio, luego se marchó D. Eduardo dando el pésame a mi madre y finalmente D. Adolfo le dijo a mi madre que mi padre había muerto de un infarto de miocardio.

Desde aquél día todo en nuestras vidas cambió. Pasaron muchas cosas. Algo que pasó ese día y que yo jamás logré explicarme fue por qué estaba echado el cerrojo de la puerta. Ese cerrojo solamente lo echaba mi madre cuando se iba a dormir y estábamos todos ya en casa, nunca antes. Mi padre, nunca. Tampoco pude explicarme las reacciones que tuvo Carlos después de aquello. Siempre pensé que él ocultaba cosas que sabía.

Al paso de los años, en las pocas ocasiones en las que he hablado con mi madre y con mi hermano José Luis y hemos puesto en común nuestras dudas, hemos llegado muchas veces a la conclusión de que realmente pasó lo que nosotros creímos que había pasado y no lo que los médicos acordaron y nos dijeron.

Tardé muchos años en llorar a mi padre, cuando le lloré creo que fue de rabia. Me sentía en cierto modo orgullosa de haber prescindido de él y por no haberle llorado habiendo cumplido lo que Carlos nos pidió a José Luis y a mí en el portal de casa aquella noche –Que mamá no os vea llorar, entendido? Entendido?- nunca he llorado su ausencia.

La última persona con la que habló fue conmigo. Nuestra última conversación fue una discusión llena de reproches.

No me dio tiempo ni ocasión de conocerle, al menos creo que fue insuficiente. Muchas cosas se truncaron y otras se resolvieron de golpe.

Han pasado ya más de treinta años. Si alguna vez lloro recordando lo que pasó, nunca lo hago por él sino por mis hermanos y por mí. Si alguna vez le recuerdo, termino sonriendo hacia adentro con algo de satisfacción por lo que soy a pesar de él.

Y cuando sueño con él, siempre es una situación en la que repentinamente se presenta en casa y ya no tiene sitio en nuestras vidas, viene como de haber estado en otro país, con otras gentes y llega cansado. En mis sueños yo vuelvo a los reproches de aquél día y a una batería de preguntas sin respuestas hasta que me despierto. Cuando vuelvo al mundo real, respiro.

Marga.

[1] La Plaza es como se llama en mi ciudad al mercado de abastos.
[2] El día 31 de Octubre, víspera de la festividad de ‘Todos los Santos’ se acostumbra comprar en en mi ciudad frutos secos de otoño (nueces, castañas, almendras), a esos frutos, en esa fecha, se le llama ‘los tosantos’.
[3] El día 31 de Octubre se adornan los puestos del Mercado de Abastos, hacen concursos, dan premios. Para los adornos utilizan los mismos productos que venden, hacían cosas muy simpáticas (partidos de fútbol con pescados, conejos vestidos...)

jueves, 24 de febrero de 2005

Desde el Sur, echando las cuentas.

No sé la edad que tiene esta mujer. Realmente con los nuevos tintes y combinaciones de mechas, transparencias y permanentes que están de moda me resulta complicado echar edad a la gente. También es arriesgado pensar que alguien es mayor porque está calvo cuando a mi alrededor hay varios chavales que no llegan a los veintipocos que se afeitan la cabeza cada semana. Las canas tampoco son una pista porque tengo entendido que en toda la Bahía no se vende un tarro de 'Just for men' desde hace meses y yo, con mis cuarenta y pocos tacos ya ves tú, con las canas contadas. Tiene su gracia, ahora todo el mundo quiere ser mayor.
Pues esta mujer, que no sé qué edad tiene, me ha dicho claramente que no quiere dejar su trabajo. Así de claro. No quiere irse a su casa y dejar de trabajar.
- Aún estoy esperando que alguien me dé una explicación de por qué tengo que irme. Nadie ha sido capaz de darme una razón que me justifique lo que está pasando. No tiene sentido. Si sobra un número de gente pues que busquen por ahí gente que se quiera ir; seguro que hay un tío en el taller de bloques planos con 50 años que está loco por largarse, pues que se vaya y que me dejen en paz. Y lo peor es que cuando salgo de aquí y voy para casa, por el camino, voy pensando que si seré masoquista. Que no hay nadie que me vaya a agradecer nada y que todo esto no sirve para nada. El otro día estuve hablando con el Jefe de Madrid y lo más que conseguí que me dijera es que no me preocupe, que me fije en él que él también se va y no pasa nada y me dio más nombres de otra gente. Te crees que eso se puede decir así? No lo entiendo. Esto es de locos. Soy una mujer útil, me gusta mi trabajo, y no es que no tenga cosas que hacer fuera, claro que las tengo pero aquí también. Toda la vida trabajando, esforzándome, manteniendo el tipo, intentando llevarme bien con unos y con otros y ahora se ríen de mí. Sí, es verdad, no me digas que no, aquí todos los días me toman el pelo porque aún no les he traido la partida de nacimiento. Qué partida de nacimiento ni que leches! El otro día mandé a mi marido al registro de Puerto Real y se fue desesperado, había tanta cola que habían comenzado a dar números y ya ni números quedaban y eran las 8 de la mañana!! esto es demencial. Pues no he traido la partida, ea! y qué pasa? nada. Cuando me tenga que ir, me iré, y listo, con partida de nacimiento o sin ella. Parece que si no dices que te quieres ir estás loca o tonta. No hay nada que hacer. Y lo peor es que los que se quedan lo hacen pensando que va a haber otra como ésta y que de la siguiente se irán ellos y así no hay quien haga nada. En fin...
- Entiendo perfectamente lo que me dices [...] y te confieso que yo estoy echando las cuentas también... cuarenta y cuatro... ummm.... más ocho...ummm cincuenta y dos!! quién no aguanta ocho años? Es broma, mujer (risas). En serio, llevas toda la razón. En esta ocasión creo que es cuando más me está costando mantener el tipo, por muchos motivos. Y algunos de los que se van deberían saber que hay quien piensa y dice como tú porque algunas veces tengo la impresión de que muchos se están yendo tras el Flautista de Hamelin.
Voy a lamentar también que se marche esta mujer, no contaba con ello.
Marga.

jueves, 30 de septiembre de 2004

Desde el Sur, rompiendo las olas.

Rompiendo las Olas, rompiendo los esquemas, rompiendo lo establecido, rompiendo una mujer. Quizás el título pudiera haber sido 'La Mujer Rota' si no fuera porque se adelantó con acierto Simone de Beauboir. De todas formas, quizás el título sea lo de menos. Aparentemente en la película el que se rompe es un hombre pero realmente quien queda rota es una mujer. También aparentemente sea la actitud sexual de ella la que llame la atención cuando realmente sea la vivencia a cualquier precio y de cualquier modo de la sexualidad de él aunque ésta esté ya inservible. Creo que vi hace ya unos años un capítulo de una serie que creo que se llamaba 'Anillos de Oro' en la que un señor muy entrado en años y muy enamorado de su joven esposa le ofrecía a ella que viviese su sexualidad con otros hombres con tal de no perder su amor (su vida). De eso hace años pero creo recordar que para él no era ningún problema, más bien era una solución. Ella, en cambio... lo vivía con un destrozo en sus esquemas. También recuerdo cuando mi amiga Marta me contó cómo también se le rompían los esquemas cuando comprobaba que su marido, además de no importarle que ella viviese su sexualidad con otro hombre, lo sentía como un estímulo. Qué lejos están estos hombres de esos otros que las matan porque creen que son suyas aunque quizás no estén tan lejos de matarlas... al fin y al cabo... todas estas mujeres también terminan muertas aunque vivan. Luego dirán que se mataron ellas. Que dios las castiga. Y lo peor... que están LOCAS. Y es que, claro, sólo una mujer loca puede llenarse los bolsillos de piedras y adentrarse en un río. Hay muchas formas de romper una mujer y quedar impune incluso salir victorioso, revitalizado, renovado... curioso. La cámara en mano de 'Rompiendo las Olas' hace que el espectador se introduzca en la escena pero escenas como esas no están solamente en las pantallas, están mucho más cercanas de lo que la gente se cree pero es difícil entrar en ellas. De todas formas... tampoco creo que tenga mucha importancia, son historias que cuando se conocen siempre se plantean las mismas cuestiones: 'Ella estaba loca', sólo así puede haber una explicación, y siempre serán los hombres quienes las condenen o santifiquen. A pesar de todo, y afortunadamente, a la mujer que se vuelve loca por amor, poco le importa nada, absolutamente nada, y nada la para, o sí.
Marga.
(Gracias, Manrique.)

sábado, 28 de junio de 2003

Desde el Sur, entre cagaos.

Todo ha comenzado cuando alguien que ha venido a este 'área' y ha realizado un comentario. Serían las diez de la mañana.

- La Industria Auxiliar se está organizando. Van a poner barricadas en la salida del aparcamiento para que nadie salga.

Inmediatamente, como impulsados por resortes conocidos, la gente ha comenzado a levantarse de sus sillas, han cogido las llaves de los coches, algunos han cerrado el ordenador con rapidez y han comenzado a bajar las escaleras. Poca gente hablaba entre sí, nadie se cuestionaba nada, pocas preguntas. Había saltado una voz de alarma y todos estaban actuando en consecuencia.

- Pasa algo? -pregunté a alguno que pasaba-
- Si tienes el coche en el aparcamiento, mejor que lo saques fuera.

Los que se sientan a mi izquierda ya habían cerrado los ordenadores, recogido las mesas y alguna chica hasta se había colgado el bolso del hombro.

- Pero os vais? -seguí preguntando, casi imaginando las respuestas.
- Estas cosas nunca se saben cuánto pueden tardar. Por si acaso, recojo.
- Acuérdate, fulano, cuando le rompieron el ordenador a aquél.
- Sí, aquéllo fue tremendo... éstos te ven trabajando y no veas la que te lian.

Una veterana de aquí me ha venido a preguntar que qué pasa, eso me ha terminado de reventar.

- Que qué pasa? tú lo sabrás mejor que yo que llevas aquí 30 años.
- No te enfades conmigo, como te vi hablando pensé que sabías qué pasaba.
- Vaya...

Menuda mierda, pensé. Aún no se me había quitado del cuerpo los malos tragos del miércoles y el jueves y otra vez a las mismas. Cogí las llaves del coche del bolso de un manotazo y me dirigí a las escaleras. Por cada una de las dos escaleras de este edificio bajaba gente con las mismas prisas que llevaba yo. Al llegar a la puerta giratoria me frené, no llevaba encima la tarjeta para salir por el torno; si quería sacar el coche debía volver a mi sitio a por la tarjeta. En esos segundos al darme la vuelta observé las caras de las gentes que salían, parecían autómatas, parecían adiestrados para la evacuación como si de una emergencia se tratase. Quizás era eso lo que pensaban.

Pero qué estoy haciendo -pensé-, si cuando salga a las tres de la tarde no me dejan sacar el coche, llamo a la grúa o al 092 -me bromeaba a mí misma-.

El cabreo iba creciendo en mi cabeza acumulado con los malos ratos de los días pasados. La gente del Departamento no estaba cabreada, estaba asustada.

- Oye, están sacando todos los coches del aparcamiento, cuando vengan los de la Industria Auxiliar y no encuentren coches para quemar se van a liar con las mesas -soltó uno que apareció detrás de los biombos.
- Lo único que tengo mío me lo llevo, así que por mí puede arder esto -el veterano que hizo el comentario creo que sabía lo que decía, aquí no dejaba nada suyo.

En menos de un minuto aquí no quedaba nadie salvo otra chica de plantilla y yo. Las dos nos miramos, sonreimos, ella se acercó a mi sitio y me preguntó si había sacado el coche.

- No, no lo he sacado. Me resisto a entrar en el juego del miedo.
- Yo tampoco lo he sacado. Supongo que nos quedaremos sin coches.
- Ya veremos qué pasa y qué hacemos pero esto me parece una barbaridad.

Las dos estábamos de acuerdo en que la gente estaba llena de miedo además de llenas de ganas de largarse y continuamos trabajando.

En un momento comenzamos a oir gritos, voces, golpes que entraban por las ventanas del lateral que da a la entrada principal del edificio. Algunas personas que aún quedaban al otro lado de la planta en la que estamos la otra chica y yo bajaron rápidos la escalera. Alguno decía algo parecido a -Cuando vangan no quiero que me encuentren aquí. Un responsable de la oficina de personal asomó por lo alto de los biombos, cuando le dije que pretendíamos seguir en la oficina aunque la gente se había marchado me soltó un 'Pues muy mal hecho' acompañado de una sonrisa que no supe interpretar. El responsable de personal no llevaba su habitual corbata, se había descamisao. No supe si era un signo, tampoco pensé más.

Los gritos continuaban en el exterior del edificio, de vez en cuando la otra chica se asomaba a la ventana para ver cómo iba la cosa.
- Esto parece la guerra!!
- Sí, -soltamos la carcajada las dos.

Cuando los gritos aumentaron nos acercamos al otro lado del edificio en donde está el despacho del máximo responsable de éste área.

- Qué queréis que os diga? ojalá pudiera deciros algo. Si vienen hacemos como el otro día, cogemos nuestras cosas y nos bajamos y listo. No les provocamos y listo. Qué queréis que os diga. Ya sabéis lo que hay.

La otra chica y yo estuvimos un rato por allí, oyendo a los cuatro que quedaban del otro Departamento comentando las viejas hazañas de otros tiempos en los que hasta la policía entró en el recinto a dar guantazos. Menudas historias...

- Nos vamos a nuestro sitio, aprovechamos y te pregunto unos campos que necesito del ERP para la aplicación que estoy desarrollando y si vienen, cogemos los bolsos y seguimos hablando fuera.

- Venga -me respondió confiada.

Ahora son algo más de las dos de la tarde, la movilización ha terminado hace algo más de una hora. Algunos pocos de los que se largaron asustados han vuelto, no sé si con o sin coche. El responsable de ésto también ha regresado con su portatil en mano. Todos han comentado los sucesos, tenían muchas cosas que contar al parecer se producen muchas anécdotas en estas situaciones y cada cual traía la suya para aportar al grupo.

La otra chica y yo seguimos trabajando.

viernes, 27 de junio de 2003

Desde el Sur, antes de que llegasen los vientos y las lluvias.

Antes de que llegasen los vientos y las lluvias, llegaron a mi mesa de estas oficinas dos representantes del Comité de Empresa del Sindicato al que pertenezco. Como siempre, su sola presencia en este espacio causó algo de desasosiego entre la gente que me rodea. Era como una especie de turbulencia alrededor, pero pasó pronto. Una de estas personas era el Presidente del Comité de Empresa que me invitaba a asistir al día siguiente a una reunión con un alto cargo del sindicato en Madrid en las Aulas de Formación y alguna gente más de la Federación que venían de Madrid. Encantada le dije que asistiría. Al decirle que no sabía dónde estaban las Aulas me ofreció enviar a un compañero para que me acompañase al día siguiente. Y así fue, a las diez en punto de la mañana vino un hombre (como dicen aquí) con cara sonriente que me dijo que se llamaba José, que si yo era Margarita y que si nos íbamos. A todo respondí que sí, claro está.

Antes de coger las gafas de sol le dije al Responsable del sitio en el que me han puesto que durante un rato no iba a estar.

-Voy a una reunión de Comisiones Obreras
-Ah... -como asombrado.
-Dentro de una hora, más o menos, estaré aquí.
-Nada, nada... lo que necesites.
-Hasta ahora.
-Hasta ahora.

Y me marché con mi nuevo acompañante con el que rápidamente encontré un tema fácil de conversación con el que hacerme el trayecto que nos separaba hasta el lugar de la reunión.

Había que coger una furgoneta; ya me habían hablado de ella. Es una furgoneta acorde con los trayectos que recorre, no se podía esperar otra cosa. Se llenó de gente en mangas de camisa y a todos nos llevó hasta la nave de las Aulas de Formación. Con un día tan claro, tan templado, daba gusto andar por ahí fuera y tomar un poco de conciencia del sitio en el que una trabaja.

Tiempo de espera al Sol, se retrasaban los visitantes de Madrid, la gente sin prisas, yo intentando tomar pulsos con alguna que otra pregunta a mi nuevo amigo y a algún otro que tímidamente se acercaba. Pasaba el tiempo y las únicas personas que se incorporaban eran hombres, con monos o sin ellos pero hombres. Y uno de los que llegó, sin mono, con cazadora de napa se me medio abalanzó y, sin darme tiempo ni a reaccionar, me largó dos besos con mucha soltura. Pensé que igual me conocía de antes, pero no. Se presentó y me justificó su tardanza porque, según él, habían aprovechado su visita para montarle un pollo al Director que esas cosas le hacen falta de vez en cuando. Qué cosas, pensé. El caso fue que entramos en las Aulas, me senté en una discreta segunda fila y con toda tranquilidad me dispuse a enterarme de lo que contasen estas gentes. En la mesa se sentaron el Presidente del Comité, el alto cargo del sindicato de Madrid y el tipo de los besos sueltos. El primero de ellos comenzó la reunión saludando cordialmente.

-Bueno, vamos a comenzar, quiero saludar a todos y.... a toda y tengo que decir que me alegro que haya alguna mujer, compañera, entre nosotros.
Y contó sus cosas.

Al rato, cedió la palabra a el alto cargo del sindicato de Madrid el cual comenzó también con el esperado saludo.

-Buenos días a todos y a... toda, como siempre es un placer venir a esta tierra... bla bla... bla bla...
Una vez hubo terminado, el que me había largado los dos besos, se dirigió al personal abriendo su perorata.
-Ante todo saludaros a todos y a to...da, como ya sabéis... tirirí.... tirirán...

Claro está, una vez que hubo terminado la reunión y ya que los tres se habían dirigido a mí en su saludo inicial percatando a todos de mi presencia por mi condición de mujer, no pude más que acercarme a ellos y agradecerles su atención pero tuve que aclararles que se habían equivocado en mis particularidades ya que no era lo relevante el que yo fuese mujer, sino el que yo soy la única persona en aquélla asamblea perteneciente a la antigua plantilla de la empresa fusionada con ésta otra, adscrita a las Oficinas Centrales de Madrid y Técnico Superior fuera de Convenio y exDelegado Sindical. Eso era lo que realmente me distinguía de los demás, para empezar. No el hecho fisiológico de ser mujer.
Creo que no lo entendieron.

A la vuelta a mi sitio el Responsable de esto se acercó a mi mesa.

-Algún problema, Margarita?
-No, no, ninguno. -y sonreí-

viernes, 10 de septiembre de 1999

Aprieta

APRIETA (En el pensamiento Clara y Jimena)

Aprieta,
aprieta mi mano y no me la sueltes.
Aprieta mi mano que es la tuya.

Aprieta con fuerza,
con toda la fuerza que se te va
y que me llega
y que no no sé controlar.

Aprieta mi mano
que lloro por tu hija.

Aprieta que yo no sé qué te ha pasado
pero estoy llorando por tí,
por ella,
por mí,
por mi hija.

Aprieta mi mano porque tengo miedo:
que mi hija también es tierna,
que mi hija también es la tuya.

Aprieta mi mano porque lloro por tu hija
lo que tú llorarías por la mía.

Aprieta mi mano que lloro por tu herida
lo que no sé ni que existe.

Aprieta tú que yo la tengo viva
pero yo sangro y sangro por ti y por tu hija,
mi hija,
nuestras hijas,
las hijas de las madres,
las madres de la Vida...

Aprieta,
aprieta fuerte,
aprieta fuerte mi mano, Madre,
que yo también lloro por tu hija.

-M. Forné- (También madre)

jueves, 12 de agosto de 1999

Material para El Camino de Santiago

Material para El Camino de Santiago incluyendo la ropa que se lleva puesta así como recomendaciones varias que pueden ser de interés


Ropa


2 camisetas gastadillas que no destiñan
2 pantalones cortos de algodón tipo ciclista (para caminar)
1 pantalón corto de bolsillos laterales (de ‘bonito’ los bolsillos hacen las veces de riñonera)
1 pantalón de malla elástica larga de abrigo (si frío para caminar o bajo los pantalones cortos de bolsillos laterales)
1 bañador/biquini (la parte de arriba sirve como sujetador, cambiar con el top negro)
1 top negro de algodón (chicas) (sirve de sujetador, como bañador y para las discotecas estar guapa)
3 bragas/calzoncillos (preferiblemente obscuros)
2 pares calcetines gruesos y buenos sin costuras para caminar (mantener siempre secos aunque no estén limpios cambiándolos durante la marcha)
1 par de calcetines de algodón para por las tardes/noches (mantener siempre muy limpios)
1 forro polar (sirve de almohada o para cubrir la almohada)
1 chubasquero (que transpire)
1 botas de traking o zapatillas de caminar (deben ser usadas antes del Camino)
1 sandalias de goma (tardes/ducha/caminar si dolor de pies)
1 gorro de algodón con ala (se debe cubrir el cogote el Sol estará a nuestra espalda)
1 pañuelo de cuello de algodón (multitud de usos)

Aseo


1 trozo de jabón verde tipo ‘Lagarto’ (ropa, cuerpo, pelo, cacharros, cualquier cosa)
1 cepillo de dientes
1 tubo pequeño de pasta de dientes medio gastado (para los días de nuestra marcha)
1 balleta vileda tipo “Ballerina” o similar para usar como toalla
1 peine sencillo
Papel higiénico (cantidad para 3 usos, ya iremos reponiendo en los WC de los bares)
1 paquete de 25 toallitas húmedas (de las de los culetes de los bebés)

Botiquín


Paracetamol (4 pastillas)
Antidiarréico (4 pastillas)
Betadine (frasco pequeño)
Algesal Gel o similar (Fastun)
Aguja e hilo de color (para ampollas pequeñas, coser botones....)
1 jeringuilla hipodérmica (para ampollas grandes)
1 tijeras pequeñas de cortar uñas
2 paquetitos de 5 gasas estériles
esparadrapo de tela de los buenos
Vaselina (untar en pies antes de caminar)
Protector solar poca cantidad (si piel blanca)

Utensilios


1 botella de agua mineral de ½ litro (rellenar en fuentes/bares/casas/refugios)
1 mochila de 35/40 l (que pese poco, con sujeción cintura y pecho)
1 cubremochila (para la lluvia)
1 saco de dormir que pese menos de 1 kg y que aguante bajas temperaturas
1 alfombrilla aislante cualquiera
1 frontal (linterna como la de los mineros pero más pequeña)
6 imperdibles metálicos (tender ropa de cuerda o mochila, cremalleras rotas...)
5 metros de cuerda de los de escalada de pequeño grosor (tender ropa, cordones rotos, atar algo al macuto...)
1 navaja sencilla.
1 bordón / bastón
1 lápiz
1 block pequeño
2 bolsas de plástico herméticas a ser posible
Unos sellos de correos (por si apetece enviar alguna carta a alguien, aunque normalmente se prefiere estar desconectado)
Teléfono móvil/cargador. Llevarlo desconectado durante la marcha, no hay nada peor que suene un móvil cuando estás charlando con alguien a la vera del camino subiendo a Rabanal. Aprovechar los descansos en bares/refugio para cargarlo, no suelen poner pegas.
Una Guía del Viaje. La mejor es la de ‘El Pais’ Aguilar. Dejar en casa todas las páginas que no nos vayan a ser de ayuda.
Una bolsita de tela de algodón con un cordón de algodón para colgar al cuello y llevar en ella la documentación y el dinero.

Documentación


• En la Asociación de Amigos del Camino de Santiago (Calle Carretas en Madrid) te entregarán la Credencial que te abrirá las puertas de los Refugios y Albergues a lo largo del viaje. Es la verdadera tarjeta de identidad durante esos días
• Carnet de Conducir/DNI, es mejor llevar el Carnet de conducir porque igual a la llegada a Santiago apetece alquilar un coche y hacer los últimos kms. hasta Finisterre. Si no lo llevas no te alquilarán ningún vehículo. En caso de no tenerlo, el DNI.
• Tarjeta sanitaria de la Seguridad Social (si no la llevas, te atenderá la Cruz Roja en cualquier sitio sin problemas o con la Credencial en cualquier hospital/ambulatorio de la S.S.)
• Tarjeta de crédito del cajero automático
• No más de 30 € encima (hay cajeros por todas partes)

Cuidado de los pies


En cada descanso, durante la marcha, descalzarse y quitar los calcetines. Comprobar que no haya ampollas nuevas y vigilar las que ya tenemos de antes. Si no hay ampollas dejar que los pies se sequen al aire, embadurnar los dedos con vaselina y poner calcetines secos.
Si hay ampollas viejas que aún no han curado, mover el hilo de un lado a otro y comprobar que ya no producen suero, si lo producen, apretarlas para sacarlo y meterles Betadine. Si hay nuevas ampollas, pincharlas, sacarles el suero y meterles Betadine. En todos los casos, dejar secar el betadine, el sudor y aplicar vaselina y colocar calcetines secos. Los calcetines húmedos de sudor los colgaremos de la mochila con unos imperdibles para que se sequen y volverlos a usar si es necesario en otra parada.

A la llegada al Refugio descalzarnos y, tras darnos una buena ducha (mejor agua fría) meter los pies en un balde con agua fría, vinagre y bastante sal (el hospitalero seguro que te lo facilita). Dejarlos en agua hasta que sintamos descanso en los pies. Secarlos con la Villeda y que se sequen bien al aire, luego comprobar una por una las ampollas. Quitar el hilo de las que ya tengamos curadas porque el hilo, si se deja, puede producir herida bajo la piel muerta al rozar con la piel nueva que está creciendo. Si la ampolla ya fue cosida y aún tiene líquido, hacer que drene por el hilo apretando sobre ella con una gasa, si es necesario habrá que meterle más hilo para que tenga más orificios por los que drenar. Si la ampolla es nueva, coger una aguja con hilo y pinchar justo donde comienza a separarse la piel de la carne y traspasar la ampolla dejando unos centímetros de hilo por cada lado. Apretar bien la ampolla hasta que salga todo el líquido, empapar el hilo con Betadine y hacer que corra el hilo de un lado a otro de la ampolla para que al meterse dentro meta con él el Betadine. Si escuece es buena señal ya que indica que el Betadine está entrando dentro. Repetir el pase del hilo con el Betadine hasta que veamos que se impregna toda la zona de la ampolla. Si la ampolla es grande coger una jeringuilla hipodérmica y pinchar en el centro de la ampolla, extraer todo el líquido y quitar el cuerpo de la jeringa dejando la aguja. Vaciar la jeringa del líquido y coger con ella Betadine. Volver a colocarla en la aguja y apretar despacio para que entre el Betadine dentro de la ampolla. Eso duele bastante pero curan antes.

Dejar que se sequen los pies al aire, calzándonos con unas zapatillas de las de playa, si hace frío, cubrir los pies con unos calcetines limpios de algodón. Procurar que la higiene sea máxima para evitar infecciones.

Tener los pies en alto siempre que se pueda. Hacer estiramientos antes y después de caminar.

Buen camino ¡


Marga.