jueves, 28 de abril de 2005

La Familia y Lunas de Hiel'

Tiene su gracia. La Iglesia siempre ha querido ser estandarte de los valores de la familia. Es curioso. A casi todos se nos ha planteado alguna vez la paradoja de cómo es posible que una institución que no conoce la profundidad de lo que es la Familia puede hablar de ella. Es algo demasiado trivial. Aún así, aún en la evidencia del desconocimiento de lo que es la Familia, no sólo hablan de ella sino que insisten vehementemente en manejarlas.

Once años estudiando en un colegio de monjas dan para mucho. Recuerdo que una monja, en una encerrona de una clase de tutoría, reconoció que se había metido a monja porque era la salida para no ser la hermana que se quedase en casa a cuidar de sus padres porque a ella eso del matrimonio como que le daba susto. Yo diría que ninguna monja estaba en un Convento-Colegio cercano a sus padres. Eso, realmente tendría su sentido ya que les evitaría que sus familias las distrajesen de sus oraciones ya que todos sabemos la dedicación que nuestros padres nos exigen llegada una determinada edad. Claro. Aún así, defendían la familia.

El tema de los hijos, de la infancia, de la adolescencia, bueno, parecía que controlaban y conocían en profundidad todos esos temas atreviéndose a sentar verdaderas cátedras sobre cómo educar a los hijos. Y el caso es que realizaban una labor educativa, también traumatizante y frustrante, represiva, pero educativa al fin, eso sí, sin ninguna continuidad. Responsabilidad limitada de lunes a viernes, de 9 a 6 y de Septiembre a Junio desde los 5 a los 17 años. Nada comparable con la labor día a día, minuto a minuto, año tras año, de unos padres con unos hijos cuando realmente los padres tienen las riendas de la educación. Aún así, tiene su mérito.

Recuerdo que a las monjas se les llenaba la boca cuando hablaban de la familia. La familia. La familia. Qué bonito!. Eso sí, en ese término no tenían cabida esas en las que el padre estampaba contra la pared a la madre o a los hijos porque, claro está, ningún hijo va a quedarse quieto, tenga la edad que tenga, viendo a su madre pegada a la pared por lo que, aunque normalmente no se tiene en cuenta, donde hay una mujer 'que recibe' hay hijos amorataos. Claro, tampoco caben las familias en las que no hay papás, esas en las que son las mujeres sin maridos las que sacan sus hijos adelante. Esas familias son clandestinas, mejor no tocarlas aunque sean mujeres fuertes, valientes, comprometidas, duras a veces, que no saben a dónde mirar y que no tienen quién les dé un soplido en un ojo pero que mantienen a sus hijos íntegros, educados, preparados y listos para ser felices a su costa. Aún así, pretenden hacer caridades con ellas, no está mal.

Qué fantástico debe ser mantener una familia dentro del seno de la Iglesia, no cayendo en las tentaciones de la carne ni en las de ser uno mismo dejando la vida pasar hasta cumplir los preceptos y ganar el cielo.

En cambio, qué difícil es sacrificar la propia integridad, la vida activa, incluso la autoestima y en favor de la Familia desde el agnosticismo apretando los dientes. Aún así, mantenemos las Falimias unidas.

Ayer por la tarde, después de un no buen día, fui a ver pisos en venta con mi hija pequeña. No hubo suerte, nada nos gustó. Para levantar el ánimo le dije 'Anda, venga, vámonos a merendar tortitas con nata'. Mientras nos servían las coca-colas me dijo 'No te preocupes, Mamá, ya encontraremos lo que necesitamos y no te apures que en cuanto podamos Lorca y yo nos vamos a Madrid a estudiar porque aquí en Cádiz no nos vamos a quedar' 'Pero qué estás diciendo? Haberme dicho esto antes de venir aquí!!! Vosotras fuísteis quienes insistieron. Vine por vosotras!! Para que estuviéseis con vuestro padre!!! Por mantener unida la Familia!!!!' 'No te enfades, Mamá, eso lo dije cuando tenía 9 años' Me quedé mirando la calle a través de la luna del escaparate 'Anda, termínate el batido que nos tenemos que ir'. Aún así, a pesar de ganarme el infierno cada día, de apreciar 'Lunas de hiel' sin , de desear el marido de una prójima, a pesar de mí misma, defiendo cada uno de los valores de la-mi Familia con los dientes.

Marga.

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